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Muy pocos destinos despiertan tanto la curiosidad de los amantes de la naturaleza como las Islas Galápagos. Este archipiélago ecuatoriano se encuentra a casi mil kilómetros de la costa y se compone de 13 islas mayores, seis islas menores y una gran cantidad de islotes. Tal vez el nombre de estas islas le suene porque fueron parte de la expedición del Beagle en la que se embarcó el naturalista Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, y tal vez sea uno de los lugares que ayudaron a darle forma al renombrado trabajo El origen de las especies.
No es necesario que sea un solemne conocedor o un naturalista experto para que tome un vuelo a las Islas Galápagos y se embarque en una expedición que cambiará la forma en la que entiende el mundo y su relación con la naturaleza. La exuberancia de la fauna marina y terrestre le cautivará y le hará sentir como un verdadero explorador que está a punto de descubrir una de las mayores riquezas naturales de la Tierra.
Para su visita a las Islas Galápagos no olvide:
Llegar a las Islas Galápagos no tiene por qué convertirse en una odisea similar a la de Charles Darwin: ya existen opciones con las cuales puede llegar sin demasiadas complicaciones desde el Ecuador continental. El aeropuerto Seymour es el lugar que está buscando para llegar. Si bien por el momento no recibe una gran cantidad de vuelos internacionales, es el único punto de acceso al archipiélago de las Galápagos. Además, su otro apelativo, Aeropuerto Ecológico de Galápagos, lo convierte en una opción interesante y que armoniza con el ambiente que reina en este santuario natural.
El Aeropuerto Seymour se encuentra en la Isla Baltra, que no está habitada y solo recibe aviones comerciales.
La mejor forma de trasladarse es en taxi, pero, en caso de estar en otra isla, también se recomienda usar alguno de los barcos que pueden ayudarle a transportarse.